Para trazar circunferencias con el compás, se apoya la punta
metálica de éste en un punto al que por convección se llama O y se gira la otra
punta hasta que el punto de inicio coincida con el punto final.
Otra forma consiste en usar un pedazo de cuerda (la longitud
de ésta es el radio de la circunferencia), con un clavo amarrado en un extremo
y un lápiz en el otro; el clavo sirve para fijar la cuerda en el centro y el
lápiz para marcar el trazo. Este método se emplea en jardinería y en
carpintería.
Las circunferencias delimitan los círculos, que son la parte
del plano que queda dentro de ellas. Todos los puntos de una circunferencia
están a la misma distancia del punto O, llamado centro; la distancia entre cada
punto de la curva y el centro se denomina radio.
Con el compás se pueden trazar segmentos iguales de una
recta. Si se quiere trazar un segmento
igual que
sobre una lineal, se abre el compás de manera
que cada uno de sus pies esté sobre un extremo del segmento
; sin modificar ésta
apertura, se coloca la punta del compás sobre el punto C y se corta la línea l
con la otra punta. El lugar del corte será el punto D.
El compás también se emplea para trazar líneas
perpendiculares mediante el siguiente procedimiento, se traza una línea l y,
sobre ella, se ubica un punto A, que será el centro de una primera
circunferencia. Se traza ésta, y se denota como B un punto donde corta a la
línea l (éste será el centro de una nueva circunferencia) con el mismo radio
que la primera. Se unen mediante una línea los puntos, donde se cortan ambas
circunferencias; ésta línea y la original son perpendiculares, lo cual se puede
comprobar con una escuadra. El punto donde corta esta línea a l se llama pie de
la perpendicular.
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